PUNSODA, ANNA
La lujuria no es el pecado peor visto, porque en nuestro fuero interno todos podemos comprenderlo y disculparlo, pero sí es el pecado más temido y contra el cual se ha escrito más literatura. Ante todo, porque pone en peligro la familia, sobre la que se sostienen las comunidades políticas. Y porque, más allá de este aspecto público, la lujuria contiene en sí misma un componente demoníaco. Anna Punsoda reflexiona sobre la condición ambigua del deseo: es lo que mejor cuestiona al sujeto de la Modernidad, un sujeto libre, autosuficiente, capaz de mantener a raya cualquier pasión alienadora.