MÉLICH, JOAN CARLES
La muerte de Dios es el fin del Absoluto, pero no el final de la religión. Hay otra forma de vivir, otro modo de hacer frente a las preguntas fundamentales de la vida, a los interrogantes acerca del sentido de la existencia. Es lo que el autor, siguiendo a Kundera, ha llamado: La prosa. Es la vida de las singularides, de la materia no material, de los objetos que tienen su historia, de esos pequeños instantes de placer que abren las puertas al infinito. La ´prosa´ es el ámbito de la experiencia ética, la del estar-ahí, la de la respuesta a la demanda del cuerpo de alguien que sufre, la de la amistad, la de la fecundidad, la del erotismo y la del placer.