BODECKER, N.M.
El otoño, tal y como se aprecia a través de la ventana en los primeros compases del cuento, está llegando a su fin dando paso al frio invierno. Hay que prepararse y acondicionar la casa, es momento de recopilar leña, cosechar y almacenar comida, y por supuesto cebar el fuego que avive el calor del hogar. Pero en todo este arduo y trabajoso proceso el marido de Carmen solo es testigo inmóvil que disfraza su vagancia con palabras falsamente halagadoras a la sufrida protagonista. El poema, con rima consonante, describe in crescendo el laborioso desarrollo, está construido bajo los juegos de palabras habituales del nonsense y desemboca en un final tan inesperado como necesario que puede servir como detonante para iniciar un diálogo con los pequeños lectores en torno a una situación que, lamentablemente, continúan viviendo muchas mujeres en el ámbito rural. Un clásico de la literatura infantil, publicado a finales de los años 70, que retrata con ironía y ácido humor un drama doméstico crepuscular elaborado con estilo exquisito en tinta y acuarela.