Sagrario Aznar Almazán
Hasta la década de los 60, el arte de acción no se desarrolla tal como lo entendemos hoy. Es en los 70 cuando es aceptado como medio artístico con derecho propio y los museos empiezan a patrocinar festivales, las escuelas de Bellas Artes introducen cursos de performance y surgen algunas revistas especializadas. Así, el happening, la acción y la performance se encuentran entre las expresiones artísticas más fructíferas de la segunda mitad del siglo XX. Gracias a ellos el estatuto tradicional de obra de arte se ha desmoronado y el artista ha asumido nuevas funciones, más próximas al papel de mediador que al de creador.