MÁXIMO PRADERA
¿Sabéis cuáles eran las canciones favoritas de melómanos tan delicados como Sadam Huseín, Francisco Franco o Adolf Hitler, de sensibilidades tan exquisitas como Lauren Bacall, Audrey Hepburn o Isabel II (del Reino Unido)? Muñida esa intriga, el intrigante procede a saciar nuestros apetitos con una deliciosa (y, por cierto, divertidísima) catarata de anécdotas, calamidades y portentos que arrojan una luz nueva o hasta ahora inédita sobre varias decenas de piezas musicales.