Edurne Portela
Crecer siempre implica alguna forma de violencia, contra uno mismo o contra aquellos que quieren imponer su autoridad. Cuando adems` la vida trascurre en un pueblo de la margen izquierda del Nervin? durante los aos 80 y 90, y todo es heron?a, paro, detritus medioambiental, cuando en las calles silban cada semana las pelotas de goma y los gases lacrimg?enos y las paredes est? llenas de consignas asesinas, la violencia no es sl?o un problema personal.