ANDRÉS ESTUPIÑÁN
Beink y El Kichwa. Uno de Bogotá y el otro de Putumayo, forman el grupo de rap llamado la T. C. A., en el estudio casero La Guarida Astral Récords. Allí producirán un álbum: Museo del horror. Estos dos emcees escriben poemas hechos canción, o canciones hechas poemas.
El Kichwa huye de un pasado que lacera. Rapear el dolor de una masacre donde pierde a un ser muy querido es su amuleto. El infinito poder del Hip Hop ayuda a los oprimidos.
El Kichwa emprende el descenso, o el ascenso, al infierno de un país desangrado, usando el rap como fuente renovadora.
Beink, camellando en la rusa en Neiva, se ve envuelto en la turbia realidad oculta tras la obra de construcción, probablemente vinculada a la masacre de la que El Kichwa huye. Eso nos lleva a preguntarnos: ¿todos comemos de esa violencia que nos devasta el alma y el cuerpo y el territorio y las espe-ranzas? ¿A todos nos une la herida? En una horrible noche que no cesa, Beink y El Kichwa hacen catarsis del mal con ungüentos abisales.
Esta novela de Andrés Estupiñán nos muestra la esencia profunda del Hip Hop y su relación con la vida. Es un viaje a la hondura para volver con punchlines, porque "se metieron con el indio, con el raper, con el fuego / se metieron con la fuerza de la tierra esto no es juego". La tierra habla en una lengua untada de graffiti, sin pudor y sin mente, gonorrea, porque no tenemos nada más que un lápiz, un papel y una voz. Que estalle el beat y empiecen a caer las barras como cacharrazos.
Cristian Garzón
